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LA 30/30

jueves, 7 de agosto de 2008

¿Cuánto trabajan mis empleados?

Por Abraham Muñoz Barbosa

En promedio en América Latina los trabajadores en planta distribuyen el tiempo de la siguiente manera:

• 45% de trabajo efectivo
• 20% de trabajo no correspondiente a sus actividades
• 10% de actividades administrativas
• 25% de tiempo perdido

Para los trabajadores administrativos la cosa se pone peor, llegan a tener hasta un 60% de tiempo perdido, gastado principalmente en llegar tarde, relaciones sociales, uso de Internet, del messenger y el famoso descanso para la comida y el cigarrito.

Los datos anteriores quieren decir que pagamos aproximadamente la mitad de los sueldos de nuestros trabajadores por actividades que no representan beneficios consistentes con nuestra actividad preponderante y razón de ser de nuestra compañía.

Cabe decir que en ninguno de los casos se debe buscar que los empleados dediquen el 100% de su tiempo al trabajo. Algunos expertos mencionan que entre un 85% y un 90% de tiempo efectivo de trabajo resulta más productivo y permite al empleado no cometer errores ni repeticiones.

“Yo siempre les digo que se pongan a trabajar”; “Dejen de perder el tiempo”; “Me urge”; “No quiero retrasos” son algunas de las frases que se escuchan en la empresa día con día. Ahora bien, ¿de quién es la culpa?

La culpa es suya. Es suya porque no ha logrado sembrar en sus empleados algunas variables que determinen directamente la manera en que la gente trabaja:

Objetivos claros, alcanzables y medibles.
• Distribución equitativa del trabajo.
• Valor de las actividades particulares para alcanzar los objetivos globales de la empresa.
• Ambiente de trabajo.
• Sentido de pertenencia.

La recomendación es que atienda todos estos temas ordenadamente y paso a paso:

1. Empiece definiendo claramente las actividades, objetivos y metas de cada puesto de trabajo. Recuerde que conforme se van alcanzando las metas, éstas deberán ser elevadas nuevamente o canjeadas por nuevos objetivos.

2. Dé a conocer a cada empleado personalmente lo que se espera de él y entréguele por escrito sus objetivos y responsabilidades.

3. Lo más importante. Mida y dé seguimiento. Siempre tenga en mente que una orden sin supervisión tiende al caos.

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